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miércoles, 2 de abril de 2014

Día 11. El tren de la bruja hacia Skopje.

La noche que ibamos de Sofia a Skopje tuvo el mayor contraste del viaje.
El primer tren, de Sofia a Skopje, fue realmente ameno. Mucha gente de buen rollo que invitaba a hacer botellón como teníamos pensado, hasta que vimos gente de mediana edad sentarse en nuestro vagón. Claro, que eso fue hasta que estos se sacaron sus botellas de 2 litros de cerveza y sus vasos de plástico, además de botellas de ron para hacerse cubatas.
Por si acaso me quise asegurar…

-          Perdone… ¿es legal beber en el tren?
-          ¡Pues claro!

Tras lo cual empezaron a comentar entre ellos mi (estúpida) pregunta, entre risas.
Así que fue un pequeño viaje con alcohol y conociendo historias de la gente del tren, muy amables.
Esta vez no nos obligaron a coger cama, pero sí asiento (que costó unos 2€), por lo que la “fiesta” se desarrollaba en un vagón normal. Claro, que como no había camas hubo gente que improvisó alguna entre los vagones…



Hasta que llegamos a la estación de Nîs en Serbia. Eran las 12 y estaba prácticamente desierta. Poca gente había tenido la misma idea de ir hasta Skopje como nosotros.
Tras una eterna espera, intentando dormir de algún modo en el frío y duro suelo de la estación, llegó el tren que iba a Skopje.
Para este tren vale con tener el balkan flexipass, por lo que no hay que pagar extra.
En teoría había 4 horas de Nîs a Skopje. Parecieron 4 días.
Si de pequeños disfrutabais con el tren de la bruja os gustará este tren. Pero hay que cambiar algunos detalles…

-       -   No tendréis asiento, y el único hueco que tendréis será un angosto pasillo lleno de gente.
-        -  Los compartimentos estarán principalmente llenos de la población gitana de Macedonia. A pesar de que haya asientos vacíos dentro, no podrás acercarte.
-         -  Todo el mundo estará fumando al lado de los carteles de prohibido fumar. Incluso cuando aparece un revisor y crees que lo dejarán, te das cuenta de que él también va fumando.
-          -  Procesión gitana a lo largo del pasillo durante toda la noche.

Situación gráfica en el tren hacia Skopje

Dicen que tu cerebro elimina de la memoria los malos momentos, y por eso creo que me estoy quedando corto, pero fue el peor momento del viaje sin lugar a dudas, incluso algún integrante acabó vomitando.
Una vez llegados a un punto perdido en el campo macedonio, nos hicieron montar en un autobús que por fin nos llevaría a la estación de Skopje.

 Nada más llegar sufrimos un acoso de los taxistas denunciable, siguiéndonos a todos lados para que nos montáramos.

Tras despistarlos y casi perdernos, llegamos al centro de Skopje. Para mi gusto, es una ciudad bonita que será mucho mejor en unos años, ya que el 70% de esta está en obras de construcción-restauración, por lo que las grúas la ensucian un poco. 

Posiblemente, si sufres las penurias que sufrimos nosotros para llegar, Skopje no te merecerá la pena, e incluso la odiarás. Solo la disfrutarás si logras olvidar lo que has pasado unas horas antes, si no, no te compensará el viaje.

Skopje tiene bastante historia reciente, el museo del holocausto, de Teresa de Calcuta…  pero si vais, con un día es más que suficiente. 








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