El planning marcaba una parada en Plovdiv, ver la ciudad en un par de horas y seguir rumbo a la capital búlgara.
Plovdiv es una conocida (dentro de lo que cabe) ciudad de Bulgaria, por sus ruinas y anfiteatro romano. Lo cierto es que pinta mejor en google imágenes que en la realidad, pero ya que sale gratis con el Balkan Flexipass no está de más parar un rato.
En el tren conocimos a una pareja de españoles a los que convencimos, para su desgracia, a parar en Plovdiv y unirse a nosotros en esta pequeña parte del viaje.
Y esto es Plovdiv
Si algo describe Plovdiv es la conversación que tuvimos con una local del estilo...- Nos puedes decir donde está...
- Sí (...), ¿de dónde sois?
- De España
- ¿Y qué hacéis en Plovdiv? (Muy despectivamente)
Así que nos volvimos a la estación, en la cual, por cierto, ninguna oficina de turismo quería ayudarnos ni darnos un miserable mapa. Los únicos que nos echaron un cable fue... ¡la policía! Bulgaria seguía cogiendo mala fama a pasos agigantados...
Los españoles vinieron con nosotros hasta Sofia, donde por cierto no tenían hostal reservado, por lo que vinieron al que cogimos nosotros a ver si había suerte...
... y aquí vino una de las mayores sorpresas del viaje. Resulta que nosotros tampoco teníamos donde quedarnos.
Llegamos al hostal a las 22 de la noche, en una ciudad hostil como Sofia. Las palabras del recepcionista fueron, en un español tristón:
- Si, tenéis una reserva con nosotros... pero no tenemos camas :)
No tenían camas ni soluciones, y ya nos veíamos pasando la noche en la calle, hasta que se le ocurrió la brillante idea de mandarnos a un hostal compañero que tenía camas libres. La única pega es que tenían que darle "algún retoque" aún. Para colmo, la dueña del hostal inicial nos echaba miradas asesinas para que nos fuéramos (ya que estábamos usando la cocina para hacernos la comida, ya que el hostal de reserva no tenía). El desayuno al día siguiente fue tenso...
Para describir el segundo hostal lo mejor es empezar por una foto de la habitación donde nos alojaron a los 6 españoles:
Puro lujo búlgaro por 10€
Era una comuna hippie, con colchones tirados por todo el área, en el salón, en trasteros improvisados... una casa de acogida para todos aquellas almas errantes que nos habíamos quedado sin hostal, a pesar de haber reservado. Y no había agua caliente, claro, era un lujo innecesario.
Una experiencia irrepetible...
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