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miércoles, 2 de abril de 2014

Día 14 y 15. Budapest

El primer dia en Budapest no fue especialmente fácil... y es que es una pena como una decisión tan común como elegir hostal puede fastidiarte el viaje.

Llegamos por la mañana y fuimos directos al hostal, que estaba bastante alejado del centro de la ciudad (primer error). Budapest es una ciudad muy grande, así que hay que tener cuidado con el lugar donde te hospedas.

Al llegar no había manera de entrar en la "urbanización" porque la puerta funcionaba con un código numérico del que no disponíamos, por lo que nos tocó esperar hasta que a alguien le apeteciera salir o entrar a su casa.

Una vez dentro de la "urbanización", no sabíamos a donde ir. Distintos bloques de pisos que rodeaban un descampado. Incluso llegamos a meternos en alguna casa ajena, lo cual sirvió para que nos dijeran donde estaba el hostal.

El hostal era la casa de un señor que había puesto biombos en la única habitación que tenía para hacer separación de "habitaciones", mientras que él dormía, con su hijo de 7 años en una pequeña cocina. Al ver esto, habiendo reservado dos habitaciones dobles privadas, nos quejamos y el dueño nos ofreció una alternativa. Un apartamento para cuatro personas que tenía algunos pequeños inconvenientes: no tenía ni luz, ni agua caliente. Casi nada. Pero allá que nos fuimos, porque aún así era mejor que los biombos.

Cuando descubrimos que la puerta que daba a la calle no cerraba nos indignamos del todo y fuimos de vuelta al hostal original a quejarnos y pedir volver allí o que nos devolviera el dinero... claro, que este señor húngaro se enfadó aún más y nos amenazó varias veces, hasta el punto de dejar de hablarme y llamar a un intermediario (el dueño del apartamento) para tratar el tema. Lo típico cuando acabas de llegar a una nueva ciudad, ¿no?

Al final, puesto que no quería pasarme uno de los dos días discutiendo con este señor, accedimos a quedarnos en el apartamento.

Y ahora toca lo bueno...

Budapest es una ciudad espectacular, para mi gusto, la mejor de todo el viaje. Recomiendo coger el tour gratuito guiado para que os cuenten la historia del lugar (también en español).

El Danubio, el Parlamento, el Puente de las Cadenas, la Catedral, las termas... tiene muchas cosas que valen la pena, pero sobre todo, andar por sus calles.

Aunque para terminar, otro ejemplo de la simpatía húngara. Cuando en el metro la máquina no funcionaba, los revisores de billete (en lugar de tornos hay personas que te dan acceso) se desentendieron totalmente. "No es nuestro problema". Por suerte, una pareja de estudiantes se portaron estupendamente y nos dieron billetes que tenían de sobra, por lo que al final me quede contento con la gente de Budapest.

Y aquí acabó nuestro viaje por los balcanes, pasando la noche en el Aeropuerto de Budapest. Sin embargo, aún quedaría una última parada debido a la escala que hacía Ryanair en Bruselas.






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