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jueves, 3 de abril de 2014

Preguntas y respuestas sobre el Balkan Flexipass

En los últimos días he recibido algunos emails con dudas respecto a hacer un viaje con el Balkan Flexipass. En la primera entrada ya hice un FAQ del funcionamiento del pase, por lo que con esta entrada  procuraré contestar a algunas preguntas que me han hecho, por si le sirve de ayuda a más gente que esté pensando en hacer el viaje, ya que se acerca el verano y es la época en la que lo planeas.

1. La primera y más importante... ¿vale la pena?
Si habéis leído el blog entero posiblemente penséis que diré que no... pero sí, rotundamente, vale la pena. Las experiencias que vivirás, buenas o malas te marcarán, y mientras regreses sano y salvo te quedarás con un gran recuerdo del viaje. 
Aunque aclaro que no lo repetiría, con una vez que vivas la experiencia es suficiente. 

 2. ¿Es de fiar el Balkan Flexipass?
Sí, aunque en Internet haya información prácticamente nula al respecto, es un pase tan válido como el famoso Interrail y no tendréis ningún problema en usarlo dentro de los países inscritos. 
Añado, como decía en la primera entrada, que es mejor comprarlo en país en el que aterricéis, ya que saldrá mucho más barato que por Internet.

3. ¿Cómo es el billete?


El billete tiene esta forma, donde tendrás que ir apuntando las fechas en las que viajar tal y como explicaba en la primera entrada. 
Además tendrás otro billete en el que tendrás que escribir las ciudades de salida y de llegada, a modo de diario. Algo así:



4. ¿Qué pasa con Grecia, Croacia, Bosnia...?
Algunos como Grecia y Bosnia están incluidos en el Balkan Flexipass, pero por razones de cada país, cancelaron las líneas de tren internacionales hacia ellos. Por lo tanto, si queréis ir tendréis que coger un bus que vaya a estos países (cuesta unos 20€ aprox. el trayecto). En este caso deberíais replantearos el usar el balkan flexipass. Una vez dentro del país si podréis utilizar los trenes nacionales, aunque algunos países como Grecia cobran un recargo por el asiento.
Croacia y Hungría no están incluidas en el Balkan Flexipass, por lo que ir encarecería el viaje. Lo ideal es empezar o acabar el viaje en una de ellas.

5. ¿Cómo ir a Turquía?
Se puede llegar a Turquía desde dos destinos. Se llama el Bosphorus Express en ambos casos, ya que en cierto punto los vagones se unen convirtiéndose en un único tren (en Dimitrovgrad, Bulgaria).
Hay dos opciones: salir de Bucarest, a las 12:13, llegando a Estambul a las 7.50 (unas 20 horas de viaje), o salir de Sofía a las 18:55 llegando a Estambul, claro está, a las 7:50 (porque es el mismo tren). 
Cuidado a la vuelta, que sale de Estambul a las 22:00, ya que en Dimitrovgrad el tren se divide en dos, uno que va a Bucarest y otro a Sofia. ¡No os equivoquéis de vagón o acabaréis en otro destino!
Aquí están los detalles: http://www.tcdd.gov.tr/tcdding/avrupa_ing.html

6. ¿Hace falta visado para Turquía?
Sí, lo compraréis al llegar a la frontera de madrugada. Cuesta 10 libras o 15 € o 20 $. También vale con el DNI (te darán un sello portátil).

7. ¿Hace falta el pasaporte?
No es necesario, pero sí recomendable por si acaso. Sin embargo, con el DNI podrás entrar y salir de todos los países incluidos en el balkan flexipass.

8. Planead las escalas con mucho margen.
Si no es estrictamente necesario, no dependáis de una escala entre trenes menor de 2 horas. Los trenes son muy lentos y lo normal es que se retrasen considerablemente. 

9. ¿Cuánto se tarda en ver las ciudades?
Depende del tipo de viajero que seas. Si eres de los que disfruta con el ambiente, las calles, las infraestructuras... necesitarás generalmente un día menos que el viajero al que le gusta entrar en todos los museos, edificios religiosos, palacios... 
Las ciudades que más tiempo os deberían quitar son Estambul y Budapest (en caso de ir), cerca de 3 días.
En el resto no deberíais pasar mucho más de un día. 

10. ¿Cuál es el precio aproximado del viaje?
Esto depende aún más del tipo de viajero que seas. Si eres un estudiante con un presupuesto muy escaso que se nutra de bocadillos y no entre en muchos monumentos de pago, el viaje rondará los 500-600€. De ahí sumadle los caprichos si vais a restaurantes a comer, os apuntáis a todo tipo de turismo...

11. ¿Se puede llevar maletas?
Generalmente tendréis alguna consigna en todas las estaciones donde dejarlas, pero en algún momento del viaje tendréis que cargar con ellas también. No es el fin del mundo, pero es mucho más recomendable llevar una mochila de acampada.

12. Tours guiados gratuitos.
En la mayoría de las ciudades se organizan tours guiados gratuitos (se acepta la voluntad). Por poco dinero (o nada), disfrutarás y aprenderás mucho más de la ciudad en la que estés. 

13. ¿Alguna pregunta más?
Si tenéis alguna duda no resuelta con el blog, no dudéis en preguntar en los comentarios o escribidme a dcuendaf@gmail.com e intentaré echaros una mano!

miércoles, 2 de abril de 2014

Día 16. Última parada: Bruselas

Y con esto llego al final del diario. Como comentaba, Bruselas no forma parte del Balkan Flexipass, sino que fue un capricho del destino que Ryanair tuviera que hacer escala aquí, por lo que aprovechamos y la cogimos de un día para poder ver la capital de Europa.

He de decir que Bruselas fue de las mayores decepciones del viaje por sus altas expectativas.

Para empezar, cuidado con el sablazo que pega Ryanair con el shuttle bus que te lleva del aeropuerto de Charleroi a Bruselas. Unos 30 € que dolieron mucho, más que el vuelo.

El manneken pis (el niño meando), la catedral, el parlamento europeo, la Grand Place... y si tienes tiempo, el Atonium (tienes que coger transporte aparte). Lo malo de Bruselas es que está todo muy desperdigado, y andas mucho para ver poco.






Y con esta entrada llego al final del blog, al menos del día a día. Si has llegado hasta aquí, ¡gracias! Y espero que haya servido para decidir el itinerario del viaje y resolver dudas del Balkan Flexipass con más datos, que es el objetivo del blog.

Día 14 y 15. Budapest

El primer dia en Budapest no fue especialmente fácil... y es que es una pena como una decisión tan común como elegir hostal puede fastidiarte el viaje.

Llegamos por la mañana y fuimos directos al hostal, que estaba bastante alejado del centro de la ciudad (primer error). Budapest es una ciudad muy grande, así que hay que tener cuidado con el lugar donde te hospedas.

Al llegar no había manera de entrar en la "urbanización" porque la puerta funcionaba con un código numérico del que no disponíamos, por lo que nos tocó esperar hasta que a alguien le apeteciera salir o entrar a su casa.

Una vez dentro de la "urbanización", no sabíamos a donde ir. Distintos bloques de pisos que rodeaban un descampado. Incluso llegamos a meternos en alguna casa ajena, lo cual sirvió para que nos dijeran donde estaba el hostal.

El hostal era la casa de un señor que había puesto biombos en la única habitación que tenía para hacer separación de "habitaciones", mientras que él dormía, con su hijo de 7 años en una pequeña cocina. Al ver esto, habiendo reservado dos habitaciones dobles privadas, nos quejamos y el dueño nos ofreció una alternativa. Un apartamento para cuatro personas que tenía algunos pequeños inconvenientes: no tenía ni luz, ni agua caliente. Casi nada. Pero allá que nos fuimos, porque aún así era mejor que los biombos.

Cuando descubrimos que la puerta que daba a la calle no cerraba nos indignamos del todo y fuimos de vuelta al hostal original a quejarnos y pedir volver allí o que nos devolviera el dinero... claro, que este señor húngaro se enfadó aún más y nos amenazó varias veces, hasta el punto de dejar de hablarme y llamar a un intermediario (el dueño del apartamento) para tratar el tema. Lo típico cuando acabas de llegar a una nueva ciudad, ¿no?

Al final, puesto que no quería pasarme uno de los dos días discutiendo con este señor, accedimos a quedarnos en el apartamento.

Y ahora toca lo bueno...

Budapest es una ciudad espectacular, para mi gusto, la mejor de todo el viaje. Recomiendo coger el tour gratuito guiado para que os cuenten la historia del lugar (también en español).

El Danubio, el Parlamento, el Puente de las Cadenas, la Catedral, las termas... tiene muchas cosas que valen la pena, pero sobre todo, andar por sus calles.

Aunque para terminar, otro ejemplo de la simpatía húngara. Cuando en el metro la máquina no funcionaba, los revisores de billete (en lugar de tornos hay personas que te dan acceso) se desentendieron totalmente. "No es nuestro problema". Por suerte, una pareja de estudiantes se portaron estupendamente y nos dieron billetes que tenían de sobra, por lo que al final me quede contento con la gente de Budapest.

Y aquí acabó nuestro viaje por los balcanes, pasando la noche en el Aeropuerto de Budapest. Sin embargo, aún quedaría una última parada debido a la escala que hacía Ryanair en Bruselas.






Día 13. Novi Sad, la playa de Serbia.

Tras ver Belgrado nos preparamos para el primer día de turismo de relax del viaje.

En 2006 Montenegro se independizó de Serbia, perdiendo esta última las zonas de playa que tenía. Esto impulsó aún más el turismo hacia Novi Sad, el principal destino veraniego de los locales.

Esto se debe a que en Novi Sad se encuentra desde 1911 "la playa", una adaptación del río Danubio en la que te puedes bañar, si te atreves.

La entrada cuesta 1 €, y aunque verás carteles de prohibido bañarse a lo largo de toda la playa... no parece que le importe mucho a la gente.




Y tras 13 días, se nos acabó el Balkan Flexipass, pero ya que estábamos tan cerca aprovechamos para ir a Budapest.
El billete de tren de Novi Sad a Budapest costó unos 15 € (el asiento, con cama era más), por lo que si teneis la oportunidad no os la perdáis.

Día 12. Belgrado

El tren de Skopje a Belgrado, por suerte, fue más normal e incluso pude dormir (no lo hacía desde la noche en Sofia).

Llegamos a Belgrado temprano por la mañana y fuimos directos al hostal, que estaba a una buena caminata. Estábamos tan cansados que, aunque aún no podíamos hacer check-in, nos quedamos esperando en los sofás a que llegara la hora en lugar de ver la ciudad.

Belgrado es famosa únicamente por una cosa... su vida nocturna. Lo malo es que nosotros fuimos un domingo, así que no hubo gran cosa.

Como ciudad, no hay mucho que ver en concreto. Básicamente pasear por sus calles y parques, especialmente por la fortaleza de Kalemegdan, un extenso terreno en el que puedes disfrutar de las vistas de Novi Beograd, y principalmente del punto en el que se unen los ríos Danubio y Sava.





Mi recomendación... si vais a Belgrado, conseguid que cuadre en fin de semana!

Día 11. El tren de la bruja hacia Skopje.

La noche que ibamos de Sofia a Skopje tuvo el mayor contraste del viaje.
El primer tren, de Sofia a Skopje, fue realmente ameno. Mucha gente de buen rollo que invitaba a hacer botellón como teníamos pensado, hasta que vimos gente de mediana edad sentarse en nuestro vagón. Claro, que eso fue hasta que estos se sacaron sus botellas de 2 litros de cerveza y sus vasos de plástico, además de botellas de ron para hacerse cubatas.
Por si acaso me quise asegurar…

-          Perdone… ¿es legal beber en el tren?
-          ¡Pues claro!

Tras lo cual empezaron a comentar entre ellos mi (estúpida) pregunta, entre risas.
Así que fue un pequeño viaje con alcohol y conociendo historias de la gente del tren, muy amables.
Esta vez no nos obligaron a coger cama, pero sí asiento (que costó unos 2€), por lo que la “fiesta” se desarrollaba en un vagón normal. Claro, que como no había camas hubo gente que improvisó alguna entre los vagones…



Hasta que llegamos a la estación de Nîs en Serbia. Eran las 12 y estaba prácticamente desierta. Poca gente había tenido la misma idea de ir hasta Skopje como nosotros.
Tras una eterna espera, intentando dormir de algún modo en el frío y duro suelo de la estación, llegó el tren que iba a Skopje.
Para este tren vale con tener el balkan flexipass, por lo que no hay que pagar extra.
En teoría había 4 horas de Nîs a Skopje. Parecieron 4 días.
Si de pequeños disfrutabais con el tren de la bruja os gustará este tren. Pero hay que cambiar algunos detalles…

-       -   No tendréis asiento, y el único hueco que tendréis será un angosto pasillo lleno de gente.
-        -  Los compartimentos estarán principalmente llenos de la población gitana de Macedonia. A pesar de que haya asientos vacíos dentro, no podrás acercarte.
-         -  Todo el mundo estará fumando al lado de los carteles de prohibido fumar. Incluso cuando aparece un revisor y crees que lo dejarán, te das cuenta de que él también va fumando.
-          -  Procesión gitana a lo largo del pasillo durante toda la noche.

Situación gráfica en el tren hacia Skopje

Dicen que tu cerebro elimina de la memoria los malos momentos, y por eso creo que me estoy quedando corto, pero fue el peor momento del viaje sin lugar a dudas, incluso algún integrante acabó vomitando.
Una vez llegados a un punto perdido en el campo macedonio, nos hicieron montar en un autobús que por fin nos llevaría a la estación de Skopje.

 Nada más llegar sufrimos un acoso de los taxistas denunciable, siguiéndonos a todos lados para que nos montáramos.

Tras despistarlos y casi perdernos, llegamos al centro de Skopje. Para mi gusto, es una ciudad bonita que será mucho mejor en unos años, ya que el 70% de esta está en obras de construcción-restauración, por lo que las grúas la ensucian un poco. 

Posiblemente, si sufres las penurias que sufrimos nosotros para llegar, Skopje no te merecerá la pena, e incluso la odiarás. Solo la disfrutarás si logras olvidar lo que has pasado unas horas antes, si no, no te compensará el viaje.

Skopje tiene bastante historia reciente, el museo del holocausto, de Teresa de Calcuta…  pero si vais, con un día es más que suficiente. 








Día 10. Monasterio de Rila

De nuevo tocaba madrugar, esta vez para ir a otra de las atracciones turísticas de Bulgaria: el monasterio de Rila.

El monasterio de Rila es un conjunto religioso a unas 2 horas en bus que cuesta unos 11€, mientras que la entrada al monasterio es gratis.
IMPORTANTE: No se puede entrar con los hombros o las piernas descubiertas. Un pañuelo puede venir bastante bien.



El monasterio en sí no tiene gran cosa, aunque está en una localización muy bonita.
Aunque si por algo recordamos este tramo del viaje, fue por el bus de vuelta. En la calle hacía un calor insoportable, y para colmo al autobús se le estropeó el aire acondicionado... y salía caliente. Esto sumado a que estábamos en los asientos de atrás, donde no corre nada de viento, hizo las dos horas de viaje muy, muy duras.
Una vez de vuelta en la capital, la vimos de nuevo y nos pareció más bonita que el primer día. Pero la verdad, no nos dio ninguna pena volver a la estación de tren para dejar, por fin, Bulgaria atrás.

La aventura continuaría dirección Belgrado, aunque pararíamos en Nïs a la 1 de la mañana para coger dos horas después un tren hacia Skopje.

Día 9. Plovdiv, hostales y hippies bulgaros.

De nuevo tocaba volver a Sofia, por suerte esta vez sin muchas molestias de los revisores turcos.
El planning marcaba una parada en Plovdiv, ver la ciudad en un par de horas y seguir rumbo a la capital búlgara.
Plovdiv es una conocida (dentro de lo que cabe) ciudad de Bulgaria, por sus ruinas y anfiteatro romano. Lo cierto es que pinta mejor en google imágenes que en la realidad, pero ya que sale gratis con el Balkan Flexipass no está de más parar un rato.
En el tren conocimos a una pareja de españoles a los que convencimos, para su desgracia, a parar en Plovdiv y unirse a nosotros en esta pequeña parte del viaje.
Y esto es Plovdiv
Si algo describe Plovdiv es la conversación que tuvimos con una local del estilo...
- Nos puedes decir donde está...
- Sí (...), ¿de dónde sois?
- De España
- ¿Y qué hacéis en Plovdiv? (Muy despectivamente)

Así que nos volvimos a la estación, en la cual, por cierto, ninguna oficina de turismo quería ayudarnos ni darnos un miserable mapa. Los únicos que nos echaron un cable fue... ¡la policía! Bulgaria seguía cogiendo mala fama a pasos agigantados...

Los españoles vinieron con nosotros hasta Sofia, donde por cierto no tenían hostal reservado, por lo que vinieron al que cogimos nosotros a ver si había suerte...
... y aquí vino una de las mayores sorpresas del viaje. Resulta que nosotros tampoco teníamos donde quedarnos.
Llegamos al hostal a las 22 de la noche, en una ciudad hostil como Sofia. Las palabras del recepcionista fueron, en un español tristón:
- Si, tenéis una reserva con nosotros... pero no tenemos camas :)

No tenían camas ni soluciones, y ya nos veíamos pasando la noche en la calle, hasta que se le ocurrió la brillante idea de mandarnos a un hostal compañero que tenía camas libres. La única pega es que tenían que darle "algún retoque" aún. Para colmo, la dueña del hostal inicial nos echaba miradas asesinas para que nos fuéramos (ya que estábamos usando la cocina para hacernos la comida, ya que el hostal de reserva no tenía). El desayuno al día siguiente fue tenso...

Para describir el segundo hostal lo mejor es empezar por una foto de la habitación donde nos alojaron a los 6 españoles:

Puro lujo búlgaro por 10€

Era una comuna hippie, con colchones tirados por todo el área, en el salón, en trasteros improvisados... una casa de acogida para todos aquellas almas errantes que nos habíamos quedado sin hostal, a pesar de haber reservado. Y no había agua caliente, claro, era un lujo innecesario.

Una experiencia irrepetible...



martes, 1 de abril de 2014

Día 8. Estambul, ferry y ramadán.

El último día en Estambul fue poco productivo. El cansancio acumulado de Turquía y el calor asfixiante que hacía, nos hizo arrastrarnos en esta última jornada.

El plan del día era montar en el ferry que te lleva por el Bósforo, el estrecho que separa Asia y Europa. La verdad es que suena mejor de los que luego es, ya que no ves gran cosa, pero creo que por 4€ vale la pena decir que has estado en dos continentes a la vez.




Y por último, para irnos con un gran sabor de boca de Turquía, disfrutamos ampliamente de su simpatía y caridad. Nos unimos de nuevo a la celebración del ramadán que ocurre cada tarde en la puesta de sol, mejor preparados que la primera vez con nuestros sandwiches y bebidas, esperando el momento para cenar con el resto de la ciudad. Antes de que la mezquita diera la señal de que se podía comer, a la vez que veías ponerse el sol, un grupo de turcas nos ofrecieron parte de la comida que habían preparado para el momento, para posteriormente despedirnos con gran alegría cuando nos íbamos. 

 Posiblemente la mejor comida de todo el viaje.

Día 7. Capadoccia II. Globos y hadas.

Si hay algo por lo que es famoso Capadoccia es por sus vuelos en globo al amanecer. Sin duda, debe ser algo impresionante... si estás podrido de dinero, ya que el precio va de los 100€ para arriba.

Como no nos lo podíamos permitir, decidimos verlo desde las montañas para captar las típicas postales. Nos levantamos a eso de las 5 de la mañana para hacer senderismo y coger un buen sitio donde ver el espectáculo, y el madrugón mereció la pena.





Y por la tarde tocaría ver las chimeneas de las hadas, famosas por su peculiar forma. 


Y tras dos grandes y cansados días, tocaba volver a Estambul.

Detalle de vestimenta de mujer: hay siempre rumores de que las chicas deben ir lo más cubiertas posibles en Turquía. Por nuestra experiencia, en Estambul no hay problema al ser muy turística, si eres chica te sentirás muy observada y "piropeada" (molesto en todo caso). Capadoccia al estar más alejada es más tradicional, pero también es un destino muy turístico. Solo tuvimos problema con un establecimiento al que no nos dejaron entrar, o más bien nos echaron a gritos con la vena en el cuello porque una de las chicas iba en shorts. Pero por lo general, ¡no hay problema!

Día 6. Capadoccia I

Tras 14 horas de viaje en bus, que se pasaron relativamente rápido, llegamos a Capadoccia. Para quien no lo sepa, Capadoccia es esto:


Un terreno de montañas formadas de forma bastante curiosa. Es una ruta para andar, poco turismo puedes hacer si no te gusta hacer senderismo de montaña. 

La ciudad a la que fuimos era Göreme, la más famosa del lugar, la cual tiene un museo al aire libre, que es al primer sitio al que fuimos (6 € si no recuerdo mal). Este museo tiene iglesias de la época y casas hechas en esas mismas montañas, vale la pena ir. 

Por lo demás, como comentaba: andar, andar y andar. Importante llevar mucha agua, porque apenas hay sombra si te toca un día soleado. 

De este día destaco la puesta de sol desde las montañas, un buen espectáculo natural, aunque podría ser mejor con algunas nubes.





Día 5. Estambul y el eterno bus a Capadoccia.

El autobús a Capadoccia salía a media tarde, sobre las 18, por lo que solo teníamos la mañana libre y parte de la tarde para seguir viendo Estambul, la cual nos cundió bastante.

Para empezar fuimos a la Blue Mosque, que poca gente lo sabe, es gratis. ¡Y menos mal! Por dentro tienes que apreciar mucho el arte para pensar que pagar por entrar valdría la pena, pero gratis es una visita obligatoria. La Hagia Sofia, que está enfrente, cuesta 10€ (25 liras), al igual que el palacio de Topkapi.

Precisamente el palacio fue nuestro segundo destino, o más bien sus enormes jardines. Por falta de tiempo (y de dinero) no entramos dentro del edificio en sí, pero solo los jardines ya merecen la pena, además de haber muy buenos miradores hacia el barrio de Galatasaray, el cual fue nuestra última parada del día.

Estambul tiene dos partes clave, la zona vieja, que es el casco histórico donde se encuentran los principales monumentos turísticos, y la parte nueva, que es la zona de Galatasaray antes mencionada. Están separadas por un río, y en esta última es donde se encuentran la Torre Galata y la Plaza Taksim,  lugar de enfrentamientos durante el verano que propiciaron la caída del turismo en el país en la época. Merece la pena acercarse, aunque sea una tarde-mañana para ver el contraste entre ambas zonas.






Tras el paseo, volvimos al hostal donde nos recogería el mini-bus que nos llevaría a la estación de buses donde estaba el autobús que nos llevaría a Capadoccia.

Si vais a Capadoccia, merece la pena coger este mini-bus por la experiencia vivida. Un señor vino corriendo a recogernos a la puerta del hostal, llevándonos con la lengua fuera hasta un microbus (aparcado en mitad de un carril de un solo sentido en medio del casco histórico) de 12 plazas donde habían unas 20 personas con sus respectivos maletones. Como eramos los últimos que faltabamos por recoger, nos tocó ir de pie entre el equipaje, mientras el conductor pisaba la furgoneta hasta escuchar su llanto y el "recoge personas" hablaba con tres móviles a la vez mientras estaba de pie con la puerta de la furgoneta abierta. Esta es la única foto que captó el momento de forma medianamente nítida:


Por fin, tras pensar en la muerte que nos esperaba durante todo el camino, llegamos a la estación de buses principal de Estambul, donde nos montamos en el que iba destino a Capadoccia.

Si algo muy bueno tienen los turcos, ya que el recorrido es de muuchas horas (14 hasta Capadoccia), es que preparan los buses para tal efecto, no como en España. Distancia entre asientos considerable, televisión en cada asiento con canales a elegir (aunque no funcionaba muy allá), juegos en línea entre los pasajeros... además de darte snacks, bebidas y... nenuco para las manos a lo largo del viaje (imaginaos la peste que echaba el bus a colonia). Por lo que por fin, por una noche en viaje, dormimos estupendamente.



lunes, 31 de marzo de 2014

Día 4. Llegada a Estambul

Pagar 10 € por una cama en el tren de Sofia a Estambul es una gran manera de perjudicar tu presupuesto en vano. Si crees que vas a dormir... te equivocas.

Desde la 1 de la mañana entran continuamente revisores pidiendo el pasaporte, el billete, el pasaporte, el billete, el pasaporte, el pasaporte, el pasaporte... y no de la forma más amigable posible. Tanto que la expresión "PASSPORT!!!!!!! PASSPORT!!!!!!!!!!!!!" se hizo costumbre en el viaje. Y cuando crees que ha terminado la pesadilla, el tren se para en la frontera, te hacen bajarte a las 4 de la mañana, comprar el visado turco (15€) y pasar tu mochila por unos rayos láser que no vigila nadie. Totalmente aleatorio. La imagen de los mochileros que íbamos en el tren, haciendo cola en pijama para conseguir su visado cada cual con más cara de sueño es algo que se te queda grabado. Y cuidado con quedarse dormido como les pasó a los del compartimento de al lado, a los que despertaron a golpes (en la puerta), estos búlgaro-turcos son capaces de tirarte por la ventana.

Tras continuar la noche al ritmo de los PASSPORT y TICKET, llegó un punto en el que las vías de tren están en obras, por lo que hay que hacer las 2 horas que quedan hasta Estambul a bus (de nuevo te acuerdas de la búlgara que te coló la cama por 10€...).

Nada más llegar a Estambul, como tantos otros, compramos el billete de vuelta a Sofía... y de nuevo nos tocó coger el compartimento de camas.

Aprovechando que era muy temprano, hicimos el check-in en el segundo hostal del viaje, donde también compramos el billete de bus que nos llevaría a Capadoccia al día siguiente (25€).

Por hablar de algo bueno al fin, Estambul es una ciudad espectacular. A mi juicio, la que merece gastar más días del viaje. Además, tuvimos la suerte de ir en periodo de Ramadán, disfrutando de su forma de vivir esta costumbre histórica.

Estambul está para perderse andando. A pesar de que pillamos un bajón turístico por las revueltas de verano, las calles estaban llenas de gente, por lo que en otro momento puede llegar a ser (aún) más agobiante, a lo cual no ayudan los vendedores que te acosan para que les compres algo, soltando su repertorio de palabras en español si hace falta.

Tras ver las majestuosas mezquitas, el momento cumbre llegó al ponerse el sol. La plaza de la Blue Mosque estaba abarrotada de gente esperando a que esta diera la orden para empezar por fin a comer. Vale la pena unirse a su fiesta y tener el detalle de no empezar a comer antes delante de ellos.






Y tras dos días de insoportables noches en tren, tocaba disfrutar de una cama en condiciones.